
Ahí está, sentadita en el tocador, esperando a que alguien le haga caso. Como una muñeca de exposición posó pacientemente hasta que el retrato estuvo acabado. No le costó nada mantener el gesto firme, como las mejores modelos. Ni siquiera pestañeó. Y ahora desde donde está, se puede ver sentadita, colgada en la pared, y se da cuenta de que le da la espalda al espejo y se sonríe.
Es un óleo sobre tabla. Lo pinté hace tiempo, pero me apetecía enseñarlo.
2 comentarios:
que linda la pintura y la muñeca y elespejo como los de antes, y que coloresssss......me encanta.Un besote.
Me encanta!!! Qué cosa más tierna. De verdad, es precioso.
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