Aquí estoy, intentando que los ojos no se me sequen del sueño, tan perezosa que hasta me cuesta ir a la cama.
Pero no podía dejar de compartir con vosotr@s, el soneto de amor más sublime que jamás había leído. En este caso de Miguel Hernández, del que se celebra el centenario de su nacimiento
Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos..
No me encuentro los labios sin tus rojos,
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando nardos y agostando hinojos.
No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.
Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.
Miguel Hernández
1 comentario:
Que bonitoooooooooooooo.............envidio a estos escritores que saben espresarse tan bien. Un besito.
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