Antes de ilustrar un cuento y de trabajar el storyboard, me gusta hacer apuntes de los personajes para conocerlos mejor. Con diferentes gestos, desde varios puntos de vista. También manos y pies, a los que le voy encontrando mi sello personal.
Mi lápiz echa humo y me lo paso muy bien abocetando. Además, como no importa que salga mejor o peor, disfruto sin agobiarme con el resultado.